FLOR DE MAYO

Naces en primavera, flor de mayo
Tus colores se encienden con el cielo
Tus pétalos se abren al rocío
Por ti las mariposas aletean
Una, dos, tres, cuatro veces
Y otra vez se conjugan contigo
Eres todo el amor comprimido del mundo
!Oh flor, oh primavera!
Volverás otra vez, te irás y volverás
Y yo te esperaré, como esperan los hombres
Y cuando no te espere, seré una flor también.

MI DULCE PRIMAVERA

No estás, y en consecuencia,
Ya yo no estoy tampoco.
Cuando te alejas, me reduzco a tan poco
Que he llegado a ser nada por tu ausencia.

Si alguna vez volvieras y me encontraras
Cada átomo de mi cuerpo se integraría de nuevo
Lágrimas derramadas levantaría del suelo
Recobraría mi ser sólo si te quedaras.

Pero no volverás sino hasta que amanezca
Más de trescientas veces, como si no quisieras
Ya volver tierna y fresca,
Para pulverizar puñados de hoja secas,
Y el dolor del ayer, mi dulce primavera.

TUS OJOS

Tus ojos son tan sinceros,

Luciérnagas que en la noche

Me iluminan,

 De tu alma los reflejos

Que destilan el amor

Cuando me miran

DEJA QUE ME ENAMORE.

1 de abril de 2013 a la(s) 6:50

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Deja que el viento invoque con su canto
Tu nombre en mis oídos ya desiertos
 Que sea perenne la soledad en mi aldea
De pobres vagabundos sembradores de sueños.
Mas estos huertos helados son planetas
De hierro, flores, cantos y rocío.

Tú que siempre has sido primavera,
Has inventado el silencio largo.
El amor es silencio interminable.
Y tú eres la sirena inventora del mar.
Del mar azul y gris y horizontal.
Deja que estos instantes infinitos
Sean el camino que me guíen,
A descifrar el verbo de la vida,
El verbo del amor y el verbo de la muerte.
Este inmenso letargo me conduce
A espacios  más allá de las estrellas.
Deja tú ahora que yo pueda encontrarme
Mas lejos de mi espíritu y cerca de tu boca.
Que tus dos ojos negros sean mi estrella.
Y tu cuerpo, el manantial de mi vida.

MI VIEJO TAMARINDO

(Dedicada al Poeta Jesús María Santana, un defensor del desaparecido árbol, que se erigía en el parque Municipal de Nizao: “El Viejo Tamarindo.”

Viejo y querido amigo y amigo de mis padres
Erecto hasta las nubes y en nubes, extendido.
Con grietas, con heridas de tiempos implacables
Hoy triste yace, inerte, en el suelo tendido

Escudo de quiméricas cautelas de mi abuelo
Erecta siempre estuvo tu imponente estatura
Un David furibundo te ha arrojado hacia el suelo
Para humillar tus nobles, venerables arrugas.

Amigo de mi infancia y de mis soledades
Quisiera regresarte de nuevo entre los niños
Que juegan escondidos tras tus inmensidades
Y acarician tus grietas, mi viejo tamarindo.

M J Valdez
Nizao, Prov. Peravia, Septiembre 2013